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Las arrugas, nuestras mejores amigas… pero de lejos.

Últimamente hay algo que me preocupa, y mucho. Va más allá de las arrugas en las arrugas de mi frente y que ya puedo contabilizar sin necesidad de lupa o de las patas de avestruz que asoman a mi felina mirada. ¿Todo vale en la lucha contra el envejecimiento?  ¿Cualquier acción es loable para dejar de ser una potencial decrépita de la vida? Yo creo que no.collage Dragón

El otro día mi esteticista me envió una inquietante oferta de un producto que prometía rejuvenecer mi piel en solo un mes y yo me quedé muerta, no tanto, pero pobres dragones, ¿no?  Yo que creía que los dragones eran una invención de los cuentos de hadas (los que odio profundamente) y va ahora y me encuentro con una crema milagrosa formulada a base de sangre de dragón. ¿Qué será lo próximo, fuego ardiente para barbacoas? Basta ya, ¿no tenían bastante los laboratorios cosméticos con exprimir caracoles? Pobres caracoles, con los ricos que están en una buena paella de pollo y conejo. Me sumo pues a la causa ecológica, si es que la hubiera, en contra de estos asesinatos indiscriminados de dragones con ánimo de lucro y sobre todo de falsas esperanzas!!

Los dragones son bichos grandes, bonitos, exóticos… Los dragones pueden ser nuestros amigos, creedme, podemos convivir en paz con ellos, podemos adoptarlos como animales domésticos y achuchárselos a las mamis esas de la puerta del cole que siempre dan por culo. ¿Te imaginas qué divertido? «Nina, tu hijo ha mordido al mío» «No me digas, ¿en serio? Anda Puchi (nombre del dragón) dile algo a esta señora tan guapa». Un Aaaaarggggggg con soplete incluido, por supuesto, y a tomar por culo fresco, la dejas más calva que una Nenuco y cuando quiera que vuelva. Es probable que le dejes la piel un poco estirada y sin cejas, pero que se ponga una crema de estas milagrosas, ¿no?, que para eso están. Aunque  ya pueden prometer mucho estas cremas, que si tienes la cara corroí­da como el óxido de un parque abandonado, lo mejor, digo yo, es hacerte una nueva y punto. Y desde aquí hago un llamamiento a la Seguridad Social.

Señores de la salud pública, yo, que jamás he hecho uso de mi seguro social más allá de una receta de paracetamol, exijo poder gastarlo a mi antojo: en un lifting facial, en un blanqueo anal para tenerlo reluciente y brillante, en una liposucción de párpados o en la intervención que fuera necesaria para devolverme el aspecto de un ser humano normal y dejar de ser una medusa.

No obstante, hay que tener un poco de ojo con estas cosas; no puedes ponerte en manos de cualquier cirujano, porque a veces sales peor que entras y si no, que se lo pregunten a mi amiga Cristina. Entró en quirófano siendo una persona, más menos normal, y salió siendo una muñeca hinchable. Su marido, Leo, está bastante contento con el resultado y sus hijos más, en la playa la usan de colchoneta para surfear las olas, pero Cristina no, porque como la pobre no puede cerrar del todo la boca, le entra agua y ha estado a punto de morir ahogada tres veces ya.

collage niño gritando

Pobre Cristina y pobres dragones… ¿no? Yo nunca he visto ninguno, más que en las películas, y me preguntaba si estarían en peligro de extinción. El caso es que estaba tan preocupada por ellos que me he puesto a investigar un poco, no fuera a ser que los dragones donaran sangre voluntariamente en un acto totalmente altruista, y para mi sorpresa la sangre de dragón es una resina roja que se obtiene de un árbol!!! Pero seré tonta, solo era un árbol con propiedades milagrosas y yo sufriendo por nada… Pues vaya, a mí con un árbol no me basta, por muy grande que sea, yo más que un árbol necesito una planta carnívora, que se coma todas las células muertas de mi serran body, o mejor… una planta de hospital para mí sola para hacerme una ITV generalizada.  Ya que, a pesar de lo ocurrido con mi amiga Cristina, estoy muy a favor de la cirugía estética a partir de una cierta edad, pero no de esa que te deja estática, sin gesto cual muñeco de cera. Ideal para cualquier situación. En una fiesta, la más enigmática… En un funeral, la más sobria… Hay que tener cuidado a la hora de expresar tus necesidades si no quieres que al cirujano se le vaya la mano y te deje sin expresión en las cejas; quedarte sorprendida de por vida no es una opción válida, Nicole.

Las más jóvenes podemos optar mientras tanto por esas cremas milagrosas, pero siempre con precaución, no os vaya a pasar como a mi amiga Piluca. Todavía recuerdo el mal trago de tener que despegarla de su cama con una palanca. La pobre, abrumada por la cantidad de arrugas que se acababa de descubrir tras graduarse la vista cayó en un toc obsesivo por la cosmética prometedora. Una noche se embadurnó con una crema reparadora y a la mañana siguiente su marido la encontró momificada. ¡Menos mal que no le dio por echarse en los agujeros de la nariz! Hubiera muerto asfixiada. La pobre Piluca obnubilada por su vejez creciente se echó crema reparadora, pero de muebles, y la de dejó secar toda la noche según las instrucciones, y tanto que la secó, a Piluca no ha vuelto a salirle ninguna arruga más…  ni la piel… aún se está recuperando en el hospital del peeling mortífero.

En fin y concluyendo, vistos los resultados, más vale arrugas en las manos a que nos coman los gusanos. ¡Vivan las arrugas! La arruga es bella, la arruga puede ser nuestra mejor amiga, pero casi mejor que lo sea de lejos.

 

katyp_0
 

HOLA SOY PILUCA Y USO «PILUCA».

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1 comentario en “Las arrugas, nuestras mejores amigas… pero de lejos.”

  1. Al ver esas caras uniformadas: pómulos y labios prominentes, cejas gruesas negras tatuadas, y el puntito de nariz ( y esas viejas que a los 60s tienen el poto y tetas abundantes de siliconas) ¡adoro la vejez de mi abuela!

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